Hola, me presento, soy Lucio, y voy a contarles algo que le sucedió a mi Amigo Sebastián; y que marcó también mi vida…
Seba tiene una familia tipo: su Esposa Dora, y 2 hijos: Carlitos (Charly) de 10 años y Cristina (Cris) de 8 años. Una vida vertiginosa, tratando siempre de ganarle tiempo al tiempo. Quizás para darle lo mejor a su Familia, o para que sus hijos tengan lo que él no pudo tener a esa edad; o simplemente para satisfacer su propio ego.
Ahora que conocen un poquito a mi Amigo, voy a relatarles algo que me contó y que lo hizo ver la vida de un modo diferente…
Dora: - Sebastián, mañana tenemos la reunión de Padres en el Colegio de Cris.
Sebastián: - Pero si sabes que los martes tengo el curso de Gestión. Andá vos y después me contás.
Charly: - Papá, el miércoles, a las 8 de la noche, dan la lista de los chicos que viajan a Mar del Plata con el equipo de Básquet y me tenés que acompañar.
Sebastián: - El miércoles es imposible Charly, tengo una cena de trabajo.
Charly: - ¡Ufa! ¡Nunca podés!
Dora: - Sebastián… ¿Qué te pasa?
Sebastián: - Nada Dora. Es que estoy embalado con la reunión del viernes. Ando a mil, tratando de no perderme ningún detalle que pueda resultar interesante; porque esa reunión es muy importante para mí, y muy importante para nuestra Familia...
Pasó el martes, el miércoles, llegó el jueves y Sebastián se sentía cada vez más tensionado y más presionado. Ese jueves casi no cenó, casi no conversó con su familia, casi no existió… Y, como estaba demasiado nervioso, tomó un tranquilizante suave para poder dormir; y se durmió
profundamente…
A las 6 AM, entre sueños, Sebastián cree haber escuchado sonar el despertador y salta de la cama como si tuviera resortes. Se da una ducha, desayuna, y sin despedirse de nadie parte hacia su trabajo. Pues a las 8 AM está programado el inicio de la tan importante Reunión.
A las 08:00 hs. en punto, el Sr. Jesús Rey (el Director) lo recibió:
- Qué tal Sebastián, ¿Cómo está?
- ¡Bien! ¡Gracias! Ing. Rey.
- Como sabrá, hace tiempo que lo venimos observando y evaluando, y creemos que es la persona que
la Compañía necesita cubrir el Puesto de Leader de RR.II.; pero necesitamos saber si Ud. está dispuesto y convencido de tomar esta responsabilidad; debido a que se trata de una tarea Full Time, que también lo obligará a viajar y estar lejos de su familia.
- Desde ya le agradezco haberme tenido en cuenta, y por supuesto que acepto dicha responsabilidad por la cual espero no defraudarlo, es algo por lo cual vengo esforzándome hace tiempo y creo estar a la altura de las circunstancias; además, estoy convencido de que es una gran oportunidad para mi y para mi Familia …
El compromiso se selló con un apretón de manos y un “bueno, entonces a trabajar”.
Se consumieron días, semanas, meses…, y Sebastián se sumergía cada vez más en su tarea, y siempre fiel a su trabajo, y después también a su Esposa y sus hijos. En su casa, cuando estaba, era solo una visita.
El tiempo fue pasando, y a medida que iba abriendo surcos en su piel y sumando años a su vida; también fue perdiendo la oportunidad de vivir y compartir los ratos más importantes de su única
Familia: la finalización de la Esc. Primaria, el ingreso al Colegio Secundario (actos, competencias, reuniones, festejos, lamentos, alegrías, tristezas, secretos…), la elección de una Carrera Terciaria (la decisión, los inicios, los sacrificios, los logros, la Colación…).
Todo esto se fue perdiendo Sebastián y, paradójicamente, por aceptar un trabajo pensando en el bienestar de su Familia (¿de su familia?).
La vida siguió su curso sin pedirle permiso, a tal punto que un día su pequeña Cris encontró su Príncipe Azul (el compañero de su vida) y decidió presentarlo en familia y comprometerse. A Papá
Sebastián, le confió la fecha con tiempo, para que pudiera ordenar sus viajes y combinar los tiempos para estar en el país para esa época, y que no faltara.
De todas maneras, seguía a full con su trabajo, y para ese mismo día viernes (el día del Compromiso de su hija) aceptó una reunión de trabajo. El comienzo de la cena estaba previsto para las 22:00 hs.; la reunión de trabajo, como es habitual, se extendió, y él (por primera vez en su vida) se angustió porque se dio cuenta que le iba a fallar a su hija.
A las 22:30 hs. se animó a escaparse del trabajo, y ciego salió a devorar los 45 Kms. que lo separaban de su casa.
Como no podría ser de otra manera, manejando a alta velocidad y con la mente puesta en otro lado, no alcanzó a ver el auto que cruzaba y al intentar esquivarlo mordió la banquina y terminó dando varias vueltas.
Cuando el auto paró y la nube de tierra se disipó, la escena se inundó de silencios…
Sebastián se sentía (o se creía) consciente, pues él veía y escuchaba todo, y hasta se veía a sí mismo tirado en el suelo…
Llegó una ambulancia, y los Paramédicos trataban de reanimarlo, pero sin resultados positivos.
Entonces deciden aplicarle electroshockes; al mismo tiempo Sebastián escucha una alarma que taladra sus oídos por un instante, pero no reacciona. La Médica tratante descubre que el herido se llama Sebastián y comienza a hablarle y a alentarlo para que se reanime (al compás de los electroshockes)
¡Vamos Sebastián!… ¡por favor! ¡fuerza Sebastián!…
La tensión de los electroshockes fue en aumento hasta que, en un último y desesperado intento, Sebastián siente un fuertísimo golpe en sus costillas y reacciona…
- ¿Qué me pasó? ¿Dónde estoy?
- Estás conmigo y en nuestra cama. ¿Dónde creías que estabas? o, ¿Dónde querías estar?
- Pero. ¡No puede ser! ¿El auto? ¿el accidente…?
- No sé de qué estás hablando Sebastián. Lo que sé es que hace rato sonó la alarma del despertador, te llamé varias veces, y como no te despertabas te di un codazo.
- Dora, no entiendo nada…
- Seba, córtala. Levántate y anda al baño que vas a llegar tarde a tu Reunión…
Sebastián, sin comprender ni preguntar más, se levantó de la cama y se dirigió al baño.
Al pasar por la pieza de sus hijos se animó a entrar. Con mucho miedo se arrimó a ellos, les acomodó las sábanas y los disfrutó; ¡sí! por primera vez después de mucho tiempo, acarició sus mejillas y sonrió de felicidad…
En ese momento Dora entra a la pieza y le dice:
- Sebastián, ¿Qué haces acá?
- Estoy mirando a los chicos, te das cuenta de lo hermosos y chiquitos que están…
- Seba, no vas a llegar en hora a tu reunión. Ya es tarde.
- No, no mi amor… No es tarde. ¡Gracias a Dios!... todavía estoy a tiempo…
Seudónimo San Martin; Autor escritor Juan Carlos VIALE